Imagen: Francine Van Hove
|
Bienvenidos... todos a este diario
titulado “Conversaciones con mi puta triste”, ¿por qué lo denominé de ese
modo?... recuerdan Memorias de mis putas tristes de Gabriel García Márquez. Bueno,
siempre me gusto el titulo de ese libro y un día cualquiera, cuando se me
ocurrió darle vida a este imaginario, decidí que debía llamarse así…
Todos necesitamos en algún
momento, en la mayor parte de las veces y más, un medio que nos sirva para
desahogarnos, desconectarnos, desligarnos del mundo.
Todos también en algún momento
necesitamos un alguien o algo verdadero o imaginario que nos sirva para entretenernos,
imaginarlo, conversar del mundo, de las galaxias y... como diría el personaje de
Disney Pixar, Boss Light Year, “del infinito y más allá”. Sí… -sigo hurtándole al
guion de Toy Story- todos necesitamos una especie de “AMIGO FIEL”.
Vale, vale, no vayan a pensar que
creé a la putica triste por andar en soledad. Yo no me consideraría una
asocial. Me relacionó con el resto de los humanos dependiendo de mi ánimo…
Tengo uno que otro conocido, varios amigos y un par de mejores amigos. Entonces,
asocial, asocial, no soy. Pero lo que sí es cierto es que me gusta esto,
escribir, escribir de lo que sea. Esa es la finalidad de la puta, ser el cofre
de oro donde guardaré mis memorias. Ella siempre estará dispuesta a lanzarse
una conversa, a escucharme, porque la pobre no tiene nada más que hacer. Ya los años
la han gastado y quiere pasar lo que le queda de vida llenándose con la
paraulata de una joven maniática que ama escribir… Lo único que necesita es una silla y sumergirse en la lectura, ¿qué hay de ti?
G. M. Santiago
No hay comentarios:
Publicar un comentario