martes, 28 de junio de 2016

Una breve introducción…

Imagen: Francine Van Hove

Bienvenidos... todos a este diario titulado “Conversaciones con mi puta triste”, ¿por qué lo denominé de ese modo?... recuerdan Memorias de mis putas tristes de Gabriel García Márquez. Bueno, siempre me gusto el titulo de ese libro y un día cualquiera, cuando se me ocurrió darle vida a este imaginario, decidí que debía llamarse así…

Todos necesitamos en algún momento, en la mayor parte de las veces y más, un medio que nos sirva para desahogarnos, desconectarnos, desligarnos del mundo.

Todos también en algún momento necesitamos un alguien o algo verdadero o imaginario que nos sirva para entretenernos, imaginarlo, conversar del mundo, de las galaxias y... como diría el personaje de Disney Pixar, Boss Light Year, “del infinito y más allá”. Sí… -sigo hurtándole al guion de Toy Story- todos necesitamos una especie de “AMIGO FIEL”.

Vale, vale, no vayan a pensar que creé a la putica triste por andar en soledad. Yo no me consideraría una asocial. Me relacionó con el resto de los humanos dependiendo de mi ánimo… Tengo uno que otro conocido, varios amigos y un par de mejores amigos. Entonces, asocial, asocial, no soy. Pero lo que sí es cierto es que me gusta esto, escribir, escribir de lo que sea. Esa es la finalidad de la puta, ser el cofre de oro donde guardaré mis memorias. Ella siempre estará dispuesta a lanzarse una conversa, a escucharme, porque la pobre no tiene nada más que hacer. Ya los años la han gastado y quiere pasar lo que le queda de vida llenándose con la paraulata de una joven maniática que ama escribir… Lo único que necesita es una silla y sumergirse en la lectura, ¿qué hay de ti?

G. M. Santiago

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